La pequeña despresurización ocurrida en la estación espacial internacional (ISS) el pasado 29 de agosto fue debida a un defecto de fabricación y no a la acción de un micrometorito o una partícula de basura espacial. En realidad, desde el primer momento la hipótesis de que el pequeño agujero de dos milímetros de diámetro en la Soyuz MS-09 había sido causado por un choque con un objeto externo había quedado en entredicho por las imágenes y declaraciones de los propios astronautas a bordo de la ISS que comentaban que podían ver la pared exterior del módulo orbital de la Soyuz a través del agujero. Los bordes limpios y lisos del agujero tampoco coincidían con lo que cabría esperar en el caso de un impacto. Recordemos que el orificio que causó la alarma fue descubierto en la zona del «baño» del módulo orbital de la Soyuz MS-09. La tripulación procedió a repararlo rápidamente usando una gasa médica impregnada en resina epoxi. Desde el día del incidente los técnicos de Roscosmos y la empresa RKK Energía —fabricante de la nave— han investigado las causas de la despresurización. Pero, aunque el informe final todavía tardará en publicarse, no hace falta esperar. El mismísimo jefe de Roscosmos, Dmitri Rogozin, ha declarado que el suceso fue causado por un fallo de fabricación de la Soyuz. Ante este anuncio, nos pueden asaltar varias dudas. La primera, ¿cómo es posible que el agujero se haya manifestado casi tres meses después del lanzamiento? La respuesta no está del todo clara, pero todas las fuentes señalan a que el culpable pudo ser un trabajador de RKK Energía que taladró el agujero por error —o lo hizo mal— y en vez de comunicar la equivocación a sus superiores decidió callarse y taparlo con cola. De ser así, la cola habría servido de tapón provisional durante meses hasta que las tensiones térmicas propias de un vehículo espacial sometido a repetidos ciclos entre la noche y el día terminaran por romperlo. También hay que decir que la industria aeroespacial rusa tiene cierta tendencia malsana a buscar chivos expiatorios en forma de trabajadores aislados para evitar la ira del Kremlin en vez de buscar el problema en los controles de calidad o en la adecuación de la formación recibida por el personal. Antes de cada vuelo todas las Soyuz y Progress son sometidas al vacío en la cámara 17T523 situada en el edificio MIK-OK del Área 254 del cosmódromo de Baikonur. Evidentemente la cola, o sea lo que fuese que tapaba el agujero, también aguantó esta prueba, así que habrá que incorporar nuevos pasos para verificar la calidad del montaje de estos vehículos, además de la bronca de Rogozin de rigor que sin duda veremos más pronto que tarde. Después de la despresurización, las reservas de la nave de carga Progress MS-09 acoplada a la ISS se usaron para incrementar la presión de la estación en 11 mmHg y compensar así el aire perdido. Desde entonces la presión interna de la ISS se mantiene a 735 mmHg. El agujero del módulo orbital no da directamente al exterior de la estación porque detrás de la estructura de presión se encuentran los paneles para el blondaje antimeteoros (MMOD) y las mantas térmicas que cubren el vehículo, así que nadie se imagine a un astronauta sacando su dedo por fuera de la Soyuz. Pero a efectos prácticos, obviamente esto da igual. Afortunadamente, el agujero no solo es pequeño, sino que no parece haber dañado la estructura de forma significativa. Esperemos que no se vuelva a repetir.
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Un agujero de un milímetro en la sonda rusa Soyuz acoplada al módulo principal provocó una pérdida de presión que disparó las alertas en tierra. Tras 15 horas de búsqueda, los astronautas hallaron la fuga y efectuaron la primera fase de su parcheado en otras dos horas y media. "Ayer volvió a quedar demostrado lo valioso que es nuestro entrenamiento para emergencias. Pudimos localizar y detener una pequeña fuga en nuestra Soyuz, gracias a una gran cooperación entre la tripulación y los centros de control de varios continentes". Así resumió Alexander Gerst, el comandante de los seis astronautas a bordo de la Estación Espacial Internacional, las 17 horas y media que pasaron desde que se detectó una fuga de oxígeno y pérdida de presión en la Estación Espacial Internacional (EEI) hasta que la tripulación logró encontrarla y repararla. M El agujero, que la NASA calificó de "diminuto", fue causado por un pequeño asteroide que impactó contra la Estación. Los controladores de la EEI en Houston (EE.UU.) y Moscú detectaron la fuga durante la noche, pero decidieron que, dado que no se trataba de un problema mayor, esperarían a hoy a avisar a los astronautas para iniciar la reparación. M La tripulación no se encontró en peligro en ningún momento, dado que la EEI cuenta con reservas de oxígeno para varias semanas, han explicado la Agencia Espacial Rusa, Roscosmos. Sin embargo, el pequeño tamaño de la fuga provocó que los astronautas tuvieran que pasar 15 horas buscándola. "¡Menudo susto! Me imagino el día que habrán pasado buscando el agujerito por dónde se escapaba el aire de la estación y tapándolo de forma segura", ha expresado el ministro de Ciencia español Pedro Duque, que participó en dos misiones espaciales. NASA Compte verificat @NASA Seguint Seguint @NASA Més Cabin pressure on @Space_Station is holding steady after the crew conducted repair work on one of two Russian Soyuz spacecraft attached to the complex. The repair was made to address a leak that had caused a minor reduction of pressure. Details: https://go.nasa.gov/2LHufYf Fuentes de la industria espacial rusa citada por la agencia oficial RIA Nóvosti indicaron que no se planea ni la evacuación de los tripulantes de la EEI ni en el envío de una Soyuz de reemplazo, ya que el escape no se produjo en el casco del módulo de descenso de la nave. M Los cosmonautas rusos Oleg Artémiev y Serguéi Prokópiev repararon la fuga en unas dos horas y media, tras lo que verificaron en dos ocasiones, con un intervalo de varias horas, la hermeticidad del casco de la Soyuz. M "El kit de reparaciones que hay en la estación consta de varios elementos, pero el principal es la resina epoxi, la misma que se vende en los comercios. Se pone un parche, se cubre este con resina y se pone fin al escape", dijo el cosmonauta ruso Maxim Suráyev, que ha cumplido dos misiones en la EEI, al canal de televisión Rossía 24. El director ejecutivo de Roscosmos, el excosmonauta Serguéi Krikaliov, aseguró este viernes que en la EEI "todo va bien". "La tecnología para sellar los agujeros consta de varias etapas, y la más importante se hizo ayer, cuando se puso el parche", dijo Krilaliov, quien subrayó que las comprobaciones muestran que ya no hay escape. M En todo caso, añadió, "como es habitual, se estudia cómo poner una segunda capa encima del parche normal como mayor garantía". Además de Artémiev, Prokópiev y Gerst, a bordo de la EEI se encuentran los estadounidenses Drew Feustel, Ricky Arnold y Serena Auñón-Chancellor. M La EEI, un proyecto de más de 150.000 millones de dólares en el que participan 16 naciones, actualmente está integrada por 14 módulos permanentes y órbita a una velocidad de más de 27.000 kilómetros por hora a una distancia de 400 kilómetros de la Tierra.
El meollo de la cuestión es que la Tiangong 1 es la estación espacial más pequeña jamás lanzada. Su masa actual apenas ronda las 7,5 toneladas. Hasta la fecha el objeto más grande y pesado que ha reentrado en la atmósfera terrestre ha sido la estación rusa Mir, de casi 130 toneladas. La Mir desapareció en 2001, pero, a diferencia de la Tiangong 1, efectuó una reentrada controlada (lo que no evitó que los medios también se volvieran histéricos en aquella ocasión). Recordemos que «controlada» significa en este contexto que los encargados del vehículo pueden elegir aproximadamente la zona de caída —normalmente el Pacífico sur— pero los efectos sobre la nave son exactamente los mismos que en el caso de una reentrada incontrolada. En las reentradas incontroladas es imposible predecir dónde va a caer la nave. El rozamiento atmosférico que provoca que un satélite caiga a la Tierra depende de la actividad solar y la forma y actitud (o sea, orientación) del vehículo. Por eso hasta apenas unos días antes no se puede saber en qué día caerá un satélite a la Tierra, que en todo caso estará limitada a las latitudes más extremas que impone su inclinación orbital (la Tiangong 1 no caerá por encima de 43º norte o por debajo de 43º sur). E incluso en ese caso solo podemos conocer el lugar exacto unas horas antes, ya que los satélites en órbita baja se mueven a una velocidad de cerca de 8 km/s. Lo ideal hubiera sido que las autoridades chinas hubieran efectuado una reentrada controlada de la Tiangong 1 cuando todavía mantenían el control sobre el sistema de propulsión de la nave, pero no ha sido así. Tras recibir la visita de dos misiones tripuladas los técnicos querían investigar los límites de la vida útil de los componentes de la estación de cara a futuros proyectos. Está claro que no fue una decisión demasiado acertada. En cualquier caso, ¿qué otros objetos de gran tamaño han efectuado una reentrada incontrolada? El más famoso y grande es la estación espacial estadounidense Skylab, que el 11 de julio de 1979 efectuó una reentrada incontrolada. Sus casi 76 toneladas hacen que la Tiangong 1 sea casi un juguete a su lado y en su momento desató «la madre de las histerias por caída de satélites». El siguiente es la estación espacial soviética Salyut 7, que reentró el 7 de febrero de 1991 acoplada al módulo TKS Kosmos 1686 con una masa conjunta de cerca de 40 toneladas. Si quieres ver la lista completa de objetos más masivos que han reentrado de forma incontrolada Jonathan McDowell ha creado una lista muy detallada y útil. En esta lista llama la atención las tres etapas centrales de los cohetes R-7 Semyorka que pusieron en órbita los tres primeros Sputnik, con una masa de cerca de 8 toneladas (sí, lo que la mayor parte de gente vio en el cielo era la etapa Blok A, no los Sputnik, que eran mucho más pequeños; con la salvedad del Sputnik 2 en el que viajaba Laika, que iba unido a la etapa). También destaca la sonda marciana Mars 96, de cerca de 7 toneladas, que debido a un fallo del cohete Protón aterrizó sobre Bolivia en vez de en Marte. Como vemos, hay cerca de cincuenta objetos más masivos que la Tiangong 1, muchos de ellos etapas superiores de cohetes. La lista no incluye etapas de cohetes ligeramente menos masivas que la Tiangong, de las cuales hay una o varias reentradas prácticamente cada año. Si quieres saber más sobre la reentrada de la Tiangong 1 te recomiendo este artículo de Itzalpean, a quien por cierto debes seguir en Twitter si quieres estar al tanto de la última hora de este asunto. Todo indica que el 1 de abril será el día elegido para que la Tiangong 1 efectúe su regreso espectacular. Estadísticamente lo más lógico es que sus restos caigan sobre el agua, pero hay una probabilidad no nula de que caiga por el norte o el sur de la península ibérica. Se calcula que entre el 10% y el 40% de los componentes de un satélites sobrevive a la reentrada, así si tienes mala suerte y un pedazo de la Tiangong 1 cae en tu jardín recuerda que no es muy aconsejable acercarte para coger los trozos. Los tanques de hidrazina y tetróxido de nitrógeno, dos sustancias tremendamente peligrosas, tienden a sobrevivir las reentradas y, aunque la mayor parte de los propergoles se habrán vaporizado cuando lleguen al suelo, siempre pueden quedar algunos restos.
Recuerda que la probabilidad de que un trozo de la Tiangong 1 te caiga en la cabeza es de uno entre un billón, aproximadamente. Y si hablamos de la probabilidad de que un pedazo de cualquier satélite te alcance a lo largo de un año esta se acerca a uno entre cien mil millones. Desde que comenzó la era espacial solo se conoce el caso de una persona que haya resultado herida por la caída de un trozo de satélite (Lottie Williams, de Oklahoma, que fue alcanzada en el hombro por un pequeño fragmento de un cohete Delta II). Esperemos que la cosa siga igual. Quizá los extraterrestres no existan pero eso es una buena noticia para nuestra supervivencia7/9/2018 Es muy posible que la biología sea el producto de una casualidad química tan improbable que no ha ocurrido en ningún otro lugar del universo observable En 1950, Enrico Fermi, un físico estadounidense nacido en Italia y ganador del premio Nobel, planteó una pregunta aparentemente muy simple pero con profundas implicaciones para uno de los rompecabezas científicos más importantes: si existe o no vida más allá de la Tierra. G Durante un almuerzo con colegas en el Laboratorio Nacional de Los Álamos en Nuevo México, surgió el tema de los platillos voladores. Se trataba de una conversación informal y nada parece indicar que los científicos que participaron creyeran en la existencia de extraterrestres. Sin embargo Fermi quería saber: ¿dónde están los demás? G Su argumento era el siguiente: partiendo de la base de que el universo existe desde hace miles de millones de años y tiene un tamaño tan vasto, con cientos de miles de millones de estrellas solo en la Vía Láctea, a menos que la Tierra sea asombrosamente especial, el universo debería estar lleno de vida. Podrían existir especies inteligentes lo suficientemente avanzadas como para tener el conocimiento y la tecnología necesarios para los viajes espaciales. Ya deberían haber colonizado toda la galaxia. Entonces, ¿dónde están todos? H Más recientemente, el físico Stephen Hawking, que falleció en marzo de este año, lo argumentó de forma parecida. "Para mi cerebro matemático, desde un punto de vista numérico pensar que existen extraterrestres es perfectamente racional". Hawking estaba articulando el mismo argumento popular de Fermi, que la inmensidad absoluta del universo prácticamente garantiza que tengamos compañía. En los últimos años, los científicos se han tomado esta cuestión más en serio. Una de las áreas más emocionantes de investigación en astronomía ha sido el descubrimiento de planetas que se encuentran fuera del sistema solar; mundos que orbitan estrellas que no son nuestro Sol. Muchos de ellos incluso podrían parecerse a la Tierra en tamaño y clima. Los astrónomos creen que hay miles de millones de otros mundos, muchos de los cuales tienen condiciones que posibilitarían la existencia de vida. La probabilidad de que exista vida en otros planetas, incluso que se trate de vida inteligente, en al menos uno de ellos debe ser, por lo tanto, abrumadoramente alta. M ¿Las probabilidades de vidas en otros planetas?Los científicos de una institución que tiene el maravilloso nombre de Instituto del Futuro de la Humanidad en Oxford han echado agua fría sobre el optimismo de Hawking y de otros. Han llevado a cabo un análisis estadístico reflexivo diseccionando una relación matemática conocida como la ecuación de Drake, que nos permite calcular la probabilidad de vida extraterrestre basada en las probabilidades combinadas de que se den todas las condiciones para que exista vida en otro planeta. H Permítanme dejar claro desde el principio que la ecuación de Drake no es muy científica, por la única razón de que algunos de los factores que hay que incluir en ella son, hoy por hoy, puras conjeturas. La pregunta del millón no es la menor de ellas: habida cuenta de todos los elementos que creemos que son necesarios para la existencia de vida (una fuente de energía, agua líquida y moléculas orgánicas), ¿cuán probable es que la vida emerja? G Los autores del nuevo estudio ofrecen dos puntos de vista, uno pesimista y el otro más alegre. El primero es que la paradoja de Fermi es fácil de resolver. La razón por la que no hemos recibido ningún mensaje extraterrestre es porque, bueno, los extraterrestres no están ahí. Calculan que la probabilidad de que estemos solos en el universo está en el rango de 39%-85% y la probabilidad de que estemos solos en nuestra propia galaxia está entre 53% y 99,6%. H Los biólogos odian este tipo de especulaciones absurdas. Señalan con razón que todavía no entendemos bien cómo se originó la vida aquí en la Tierra, así que ¿cómo podemos creer tener las respuestas en torno a su existencia o su inexistencia en otros lugares? Hay algunos que argumentan que la vida en la Tierra apareció poco después de que las condiciones correctas emergieran hace casi 4.000 millones de años, que fue cuando nuestro planeta se había enfriado lo suficiente como para que existiera agua líquida. G ¿Esto no significa que podría emerger fácilmente en otra parte? En realidad, no. Una muestra estadística de un solo caso no nos dice nada. Es muy posible que la biología sea una aberración local, el producto de una casualidad química tan improbable que no ha ocurrido en ningún otro lugar del universo observable. G ¿Qué debemos creer? Hay razones para creer que podemos tener una respuesta en una década o dos, y que confirme la existencia o no de vida en otros planetas. Los astrobiólogos están a punto de buscar en los exoplanetas los gases producidos por la vida microbiana utilizando sofisticados telescopios espaciales de última generación. También existe la posibilidad de encontrar vida microbiana más cerca de casa, bajo el hielo de varias de las lunas de Júpiter y Saturno. G Ya avancé que el estudio nos proporciona buenas noticias. Algunos argumentan que todavía no hemos encontrado vida extraterrestre porque la vida inteligente (incluidos nosotros) siempre se autodestruye antes de que pueda desarrollar la tecnología que le permitiría comunicarse o hacer viajes interestelares. Sin embargo, podría ser que esta civilización extraterrestre simplemente no exista. Así que, como señalan los autores del estudio, el pesimismo sobre nuestro propio futuro carece de fundamento. Tal vez estamos solos pero tal vez consigamos sobrevivir. Traducido por Emma Reverter
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Jaume Satorra
El hombre no posee el poder de crear vida. No posee tampoco, por consiguiente, el derecho a destruirla. (Mahatma Gandhi)
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Abril 2019
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